viernes, 31 de diciembre de 2021

¡¡LO LOGRAMOS!!…


 Cerré los ojos sin permiso de mi cerebro, me desconecte del control de mi cuerpo, sentí como me “apagaron”; mientras caía al suelo reconocí la voz de mi esposo gritando mi nombre y corriendo hacia mí. El miedo invadió mi alma, cuando escuche al médico explicarme que presentaba síntomas de preeclampsia, debía de nacer mi hija, lo más pronto posible y por mi condición, su mejor consejo fue… — Despídete de tu hija de dos años y de tú esposo, estas muy mal y los pronósticos no son favorables__ El riesgo era muy alto, la posibilidad de que yo sobreviviera a la cesárea, era muy escasa. Fueron un par de días de pánico, la posibilidad de dejar a un par de niñas tan pequeñas sin su madre; quería acariciar sus cabellos de jovencitas, respirar su olor de verlas crecer y escuchar sus juegos de ensueño. Cuenta mi esposo que el hospital se volvió un manojo de nervios por el silencio y la tensión que se respiraba, después de un tiempo, vio salir a mi hija en una cuna con una esfera en su cabeza, para que respirara oxigeno — Mi hija esta bien — pensó y ¿mi esposa??; en el descuido y prisa de una enfermera, dejo entreabierta la puerta del quirófano y el me vio sola en la mesa de quirófano, transparente, sin color, ausente de vida por completo mi cuerpo, y cuando comenzaron a explotar todos los sentimientos de impotencia, dolor en su alma… uno de los doctores que era su amigo, le informo que habían estado las cosas muy tensas, estuvo en riesgo mi vida, pero todo estaba bien. Cuando por fin le di un beso en la frente a mi bebe recién nacida, le susurré al oído que jamas la dejaría sola y daría mi vida por amor a ellas. Al despertar iba llenándome de vida en cada respiro, cada destello de la lámpara del quirófano, me sacudía, estremecía mi cuerpo al reconectarse con la vida, mis neuronas gritaban ¡¡lo logramos!!! Estamos vivas, ahora chicas, hay que llenar de vida cada instante. Fue un renacer, una sacudida, una pausa.

El silencio, las pausas en una melodía son tan importantes, como cada nota. Los suspensos, incertidumbres en nuestra vida son tan importantes como la felicidad misma. Porque no hay nada completo, que no tenga vacíos. Porque no hay más valor de nuestra salud, que él que se tiene cuando estamos en tiempo de pandemia; no existe más miedo a un hospital, que cuando sabes que, el único transporte de salida es una carroza. No hay mayor reflexión que cuando temes un cierre inesperado, un abrupto adiós. Las calles vacías de vida, con la esperanza de que en nuestras casas no tocara a la puerta la pandemia. Se suspendió la vida presencial y se volvió modo pantalla, descubrimos al grandioso chef que llevábamos dentro o quizá al buen jardinero que jamas llegaremos a ser. La pelea por buena señal de internet, para tomar clases de nuestros hijos o reuniones de trabajo fue la nueva discusión en la casa… y entonces entendimos que la verdadera riqueza esta en esa familia que llenaba de risas la casa y de locura el comedor, que el miedo a dejar de verlos o a irnos y nos dejen de ver fue la fuerza que nos permitió pelear de pie con puños cerrados llenos de gel antibacterial, jamas estuvimos tan pendientes de cual era nuestra temperatura corporal y por fin un poco de esperanza nos inyectaron con diferente nombre astra zeneca, pfizer, no importa el nombre es esperanza inyectada

Se acaba esté año, ojalá la pandemia se acabará con el, ojalá fuera iniciar de nuevo la vida como antes del covid, ojalá se borraran las consecuencias de nuestras malas decisiones, ojalá hubieras mantenido tu inspiración por la vida todo el año, ojalá solo los buenos momentos perdurarán… ojalá los silencios, las pausas, los vacíos llenaran todos los espacios de nuestro rompecabezas. 

 Y si ¿nuestra vida fuera una sola hoja?, quiero entregar la mía rayoneada, tachada, con borrones, con perfectas frases, con melodías hermosas, divertida de leer, con un mensaje que enviar. Si sólo tenemos una hoja para escribir, quiero que hasta el último rincón hable de mi, quiero llenar de vida, mi vida... el tiempo de todas formas va a pasar; el reloj de todas formas va a caminar, la diferencia es,  si trabaja a tu favor o a tu indiferencia, quiero que la hoja se arrugue, se moje, se perfume, que todos me recuerden por los colores que tuvo esa hoja, no quiero quedarme con ganas de intentar, lo que se me de la gana, porque es mi hoja, el mejor papel de mi obra llamada vida, de mis hechos, de mis sentimientos y pensamientos transformados en posibilidades, en intentos, en realidades y cuando termine, definitivamente será una obra de arte, la mejor, la única, la diferente, cada palabra, cada decisión cada éxito y fracaso en mi vida habrán sido tragadas con el agua de mis decisiones. 

¿Sabes?, estoy convencida de que no importan los lentes que indican que tu vista ya esta cansada, la piel arrugada llena de cicatrices del paso de los años, no importa la falta de color en tu cabello, importa que entiendas que tienes VIDA y vivirla con ganas, importa que estamos de pie, contando que estamos atravesando una pandemia, que somos parte de la historia del cubrebocas y gel antibacterial. Importa ahora desinfectarnos de la indiferencia, del miedo y llenar de VIDA nuestra VIDA, porque ¡¡ Lo Logramos!!! y eso merece una fiesta por la vida.


Elvira Angeles

Sanando la enfermedad de Vivir

Esa madrugada me despertó una sensación extraña, un hormigueo en mis labios, ojos y cuello, falta de aire, comezón en el paladar y ansieda...