domingo, 20 de diciembre de 2020




LA MEJOR COMPAÑIA… la soledad


En quinto grado de primaria, un 12 de octubre, actué a la Reina Isabel, en la pequeña obra de teatro de la escuela,  representando el descubrimiento de America; El vestido era blanco, largo con terciopelo rojo, con una capa enorme y una corona dorada preciosa, mucha tentación para una niña… no pude rechazar la invitación a lucir semejante atuendo. Me confundí mucho al pensar el contraste de lo que vivía, la preparación de ser mujer incluía lavar trastes, ropa, secretos para quitar manchas y hacer que la casa luzca muy limpia, secretos de cocina para “enamorar al hombre” a través del estomago. Cuestione con mi maestro porque ella “La Reina”, que era también mujer como yo, pero en 1492, tenía otros privilegios; entonces no es cuestión de género recriminé, me explico el maestro muy tajante, que era cuestión de jerarquía política. 

Hoy después de 5 siglos… me queda claro que nos falta mucho camino por recorrer, para que la mujer sea valorada y reconocida en sus capacidades y roles en la vida; pero ya estamos andando el camino,  me gusta pensar que los buenos todavía somos la mayoría, creo firmemente al ver las sonrisas y conocer las ideas de mis hijas, sobrinas, hermanas, amigas, que las mujeres tenemos las capacidades que nosotras mismas nos permitimos tener; pero las decisiones y poder en nuestra propia vida, tampoco es de jerarquía, es cuestión de actitud y decisiones.


¡¡Nos ha pasado tanto, en tan poco tiempo!! el sabor de nuestra casa desordenada, significa que hay vida en ella,  la casa se vació de visitas y se lleno de emociones, de miedo, de frustración, de reinventar nuestras costumbres, nuestros negocios. Las pantallas se volvieron nuestro medio de comunicación con el mundo, con nuestros seres queridos, la pijama con camisa formal el atuendo perfecto. Adaptarse ¿a qué?? a tanta muerte y dolor a nuestro alrededor. Prefiero recordar este año, como el año en que los deje de ver;  a recordarlo como el año en que los ví por última vez. 

Descubrí que la corona en nuestra vida son las decisiones, la actitud, cada piedra preciosa son nuestras obras en dar a los demás, en ser congruentes con la felicidad anhelada. Dejemos de buscar afuera, lo que siempre tuvimos dentro de nosotros y de nuestro hogar. Siempre fuimos felices pero no hicimos conciencia, la felicidad esta en ver todos los días a tus hijos, poder besarlos en la frente, los pequeños detalles de tu esposo que hacen la diferencia en el día a día, saber que están bien tus padres, la cocina siempre llena de olores y sabores a sonrisas y largas charlas, el libro lleno de varias vidas, vívidas en cada pagina leída… Que tal si esta vez, si disfrutamos la vida, y si esta vez nos detenemos a oler las estrellas; que tal si la felicidad se encontraba dentro de nosotros todo este tiempo, pero disfrazada de apuración, altanería. No importa gracias a quién suceden las cosas, siempre y cuando sucedan. La extraña frase de “… y si fuera hoy tu último día de vida, que harías” es hoy nuestra realidad, esta del otro lado de la puerta en un paquete de mensajería para ti, quizá sea tu regalo o de alguien más. Esto es lo que tenemos, lo que hemos sembrado, una familia disfuncional o seres humanos que estarán para ti siempre, fuera mascaras de apariencia, fuera hipocresías, fuera falsos planes y pretextos interminables. Si no es hoy ¿cuándo?? en qué momento?? esperar a que pase ¿qué?? lo único que esta pasando con o sin tu permiso, con o sin tu conciencia, con o sin tu felicidad… es la vida. Escucha a tu mente, ese grillo que siempre te esta hablando al oído, pero hay que seguir en ocasiones al corazón.

    Hoy, así como amaneciste con tu humor, con tu olor corporal, con tus respuestas, con tus actitudes, con tus reclamos, con tu entusiasmo… ¿te gustaría tenerte de compañero, toda una cuarentena de por lo menos 10 meses?? ¿Que episodio de tu historia, te gustaría vivir nuevamente?? y si destruyes tu ego por un momento, por “ese” momento nuevamente, me queda claro que te estoy llenando el cerebro de ideas locas y lo único que pudieras tener a cambio es tu felicidad… y si dices lo que piensas, sin ese miedo que paraliza el estomago, rodillas y garganta 

    Cada piedra de tu corona tu la forjas, coraje, ilusiones, lagrimas, puños cerrados, olor de estrellas, sabor de amanecer en el mar, la caricia de tus hijos, el abrazo interminable de la persona que amas. Hagamos una navidad verdadera, completa, coherente. Una navidad donde el mayor regalo sea la responsabilidad hacia el mundo que esta sufriendo, hacia los hospitales cansados y exhaustos, responsabilidad y amor hacia tu familia … esta vez envuelve tu amor incondicional, en una mesa llena de risas, de agradecimiento por lo que tenemos. Porque al final del día nuestro amor verdadero, hacia los demás no es por lo que hacen, o por el éxito que tengan, ni por sus calificaciones, ni por su peso. El amor verdadero a los demás, es por ser ellos mismos, así tal y como son; si no es así, quizá necesites un poco de distancia, redireccionar y cuestionar tú compañía. 

    Deja fluir las cosas, las reacciones y lo que piensen los demás, es precisamente eso, problema y asunto que deben solucionar los demás; hazte un gran favor asume únicamente tus responsabilidades las de tus actos, las de tus logros y omisiones, porque es muy pesado asumir las responsabilidades ajenas. Me queda claro que hemos tenido tiempo de enumerar la lista de los defectos de los demás y juzgar en que pudieran mejorar su vida; como ejercicio has una lista igual de grande de sus virtudes, de sus logros, de sus bendiciones, quizá aprendas una gran lección y descubras unos nuevos lentes y enfoque para ver las mismas cosas y personas.


Bajo el techo de las estrellas, con la luna como guía protegida con cubrebocas y el olor a cafe… 

la mejor compañía siempre serán tus AMORES, en la soledad de tu hogar, 

con el sabor de sus risas y el sonido de sus ojos brillando, 

esperando el amanecer de la cuarentena para comenzar un nuevo día. 



¡¡Porque el único secreto de la vida, es vivirla intensamente!!

Sanando la enfermedad de Vivir

Esa madrugada me despertó una sensación extraña, un hormigueo en mis labios, ojos y cuello, falta de aire, comezón en el paladar y ansieda...